viernes, 17 de julio de 2009

13ª etapa: Vittel-Colmar 200 km

¡Vaya por Dios!, Su Santidad BXVI, el Papa Bombardero, se cae y Lipheimmer abandona el Tour con el escafoides roto. Será el efecto mariposa. Será. El Astaná pierde una pieza clave justo al llegar a los Alpes. A ver si no va a estar todo atado y bien atado.
Debo confesar que el plan de siesta y fuga ha sido también el mío durante estos días. Ojalá hoy empiecen a jodérmela (la siesta). Por lo pronto, a punto de coronar el primer puerto importante, un grupo de tres, Moreno, Haussler y ¡Chavanel! le sacan 9'13” al grupo. Quedan cien kilómetros. Llueve, hace frío y un día de perros. Landaluze positivo. Ahí va Egoi, a por el grupo y a por la Montaña. Parece que Pellizoti no ha pasado el corte. En esta etapa es mejor ir en cabeza, más que nada para poder ver. Sorensen el joven, y Schleck, se van colocando. Egoi está en zona de nadie, de repente Pellizoti pasa, Astarloza no ha podido restarle puntos. Hoy puede ser un buen día. Tremenda la cara de Armstrong expresando el sufrimiento. El agua cae a chuzos también en el Col du Platzerwasser. Queda confirmado que hay un Carrefour en cada pueblo de la Francia rural. Armstrong tira en una arrancada impresionante subiendo el puerto. Pasa antes Contador.
Bueno, una vez más todos reculan. Contador no se fía de Armstrong. Sastre ha declarado que él no le va ha hacer el juego a Schleck (el año pasado eran compañeros de filas). Evans no contesta y Menchov ha sido visto en una cervecería alsaciana a pie de puerto. Mientras, Pellizoti es líder virtual de la montaña. Pase lo que pase, han pasado dos semanas. Sería bonito que el americano ganara el premio a la combatividad, hasta ahora ha sido el único al que hemos visto en cabeza. Haussler ha llorado al levantar los brazos en la línea de llegada. Palizón el de Chavanel.
Mañana Colmar-Besançon, si todo sigue igual, otra para Cavendish. (Por cierto, Nocentini sigue y, mientras, los demás dejando pasar los días).
atumbabierta
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Vuelve la lluvia, el tour se derrama en los ojos del ganador de la etapa.
El hermoso paisaje no es suficiente, ante el aburrimiento empiezo a valorar los absurdos, insulsos e incorrectos comentarios del segoviano.
La única emoción de la tarde: las piernas de Haussler y la chaquetilla roja de las azafatas del premio de montaña.
Cronoescalada
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Aunque los campeones han resultado ser, oh sorpresa, unos sosainas de cuidado, hoy puedo decir que estoy satisfecho con la etapa: primero porque mi Verdugo (Gorka) ha entrado con el grupo de esos sosocampeones y ha escalado posiciones en la general. Segundo, por las imágenes de faena bajo un diluvio de selvas esmeralda: durante unos momentos me pareció que los excesivos primeros planos de Armstrong mostraban un gesto desencajado y temeroso. Y tercero, la agradable y nostálgica conversación que nos ha deparado a los camaradas el recuerdo de Eduard Geyer. Me explico. Geyer fue entrenador del que prácticamente es el único equipo de la antigua DDR que sobrevive en la Bundesliga. El equipo se denomina Energie Cottbus y el susodicho entrenador Geyer colaboró inestimablemente con la KGB, gracias a una de mis gestiones. La casualidad que nos ha hecho recordar todo esto es que en la web del Tour pone que el ganador de la etapa de hoy y premio de la combatividad, el teutón Heinrich Haussler, nació allí, en Cottbus, en esa maldita ciudad medio alemana, medio polaca, que tantas horas de sueño me robó. Ese carapán de Stieg Larsson denunció en un artículo las ramificaciones nazis que podían estar detrás de que el Energie Cottbus no alineara jugadores germanos y de una afición que abucheaba a todo aquel que tuviese cualquier relación con la nueva alemania. Qué ingenuo. Ni se olió que se trataba de un ejercicio de intoxicación ideológica de la KGB. Tal vez a alguno de esos valientes periódicos españoles que leo este verano en mi tumbona pueda interesarles esta historia. Yo sólo abro puertas (y alguna tumba).
Zalachenko
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12ª Etapa: Tonnerre-Vittel 211.5 km

El Tour no es una historia lineal. No podemos seguirlo como una carrera de F1. Cada uno tiene un objetivo en esta historia. Están los equipos que van a ganar una etapa, están los equipos de sprinters, dispuestos a imponer su estilo. Están también los corredores que van a por el premio de la montaña o a por el maillot del más jóven. Y están también los corredores que van a trabajar para su jefe de filas, los que recuperan al líder cuando pincha y luego se quedan a recoger bidones de agua para el grupo. Son ciento setenta y tantas personas corriendo por un ideal. Hay unos cuantos que van a intentar ser el más rápido al final: esos son los que luchan por la victoria, por el amarillo de los sueños. Pero aquí no hay pool position: ser el primero depende de que los otros no sepan que quieres serlo.

El espectador moderno se ha acostumbrado al espectáculo directo, inmediato, sin digerir, de consumo fácil: díme quien ha ganado, dame el héroe de hoy, mañana quiero otro. Personalmente, me gusta, aparte de ver la etapa, leer las crónicas del día siguiente, para saber lo que ha pasado, para intuir lo que puede pasar. Frente a un espectáculo poliédrico, no me puedo fiar de mis sentidos. El Tour reivindica el slow food, reivindica el reposo y la mediterraniedad.

La etapa de ayer pareció monótona, pero la media del pelotón fue de 44,600. La de hoy va siendo más alta todavía. A falta de cuarenta kilómetros la media es de cuarenta y cinco setecientos kilómetros por hora. Eso significa que los escapados, para conseguir que la escapada fructifique, han estado durante más de dos horas corriendo a más de cincuenta kilómetros por hora. Se están pegando un palizón. Bonita la pelea entre Egoi Martínez y Pellizotti, peleando los dos por el de lunares, marcándose el uno al otro y marcando al resto del grupito.

Fantástico Sorensen, me alegro de volverlo a ver. La velocidad media, en la segunda etapa más larga de la ronda, ha sido de cuarenta y tres kilómetros´y medio. No están descansando.

Estamos en los Vosgos, en las estribaciones de los Alpes, en una semana la general será otra. Mañana Vittel-Colmar, empieza el movimiento.
atumbabierta
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Haikudejàvu

Otro escapado,
en la línea de meta,
alza los brazos.

Cronoescalada
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Cuarto día de descanso en el Tour. Así se le quitan a uno las ganas de escribir, por lo que hoy también seré más breve de lo habitual. Mientras desayunamos, mis camaradas y yo sugerimos diversos métodos de eliminación del piscinero. Él se encarga todos los días (ocho de la mañana) de despertarnos y espabilarnos con su trajín de palos, botes y aspersores. El tontaina de Sergei dice que en vez de matarlo sería más oportuno, quizás Zala, llevarlo a la etapa de los Vosgos para que anime un poco el cotarro. Reímos, tostada y churretes de mermelada de fresa en mano, y convenimos perdornarle la vida al chaval que tan primorosamente cuida de nuestra piscina. Mi Verdugo está por delante de Ballan y de Cancellara en la general. Nicki Sorensen nació en la misma ciudad que Riis. Pedro Horrillo, al que leo habitualmente, nació lejos de Stalingrado, pero también es un superviviente. Aunque abundan los arribistas, el ciclismo es un deporte de supervivientes, da igual que te incinere tu propia hija, que te entierren con un tiro en la cabeza, o que te despeñes por un cortado de 80 m, lo importante es volver a levantarse.
Zalachenko
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miércoles, 15 de julio de 2009

11ª etapa: Vatan-Saint Fargeau 192 km


La novedad es que la escapada es cosa de dos. En realidad, el Tour es un reflejo de la vida, un espejo puesto a lo largo del camino. Dejar pasar, dejar hacer, que lo peor siempre está por venir. Esperemos a la etapa del viernes y a la del domingo. Bueno. Tampoco se les puede exigir más: no hay competidores a la vista, la etapa es llana y anodina. Dejadlos que se escapen.

En ésta etapa he descubierto varias cosas. Una es que en la playa se escucha mal la radio y que apenas hay cobertura en directo. Será la crisis. Será. O la “remodelación de plantilla” y el “plan de ajuste” de la radio pública. Bueno. De todas maneras, viendo en un chiringuito las imágenes, son bonitos los campos de girasoles. Me recuerdan Granada en primavera.

La otra es que:

a) los corredores: les da igual llevar pinganillo o no (un cincuenta y dos por ciento se ha pronunciado por el no, señal de que se sienten unos mandados).

b) los directores de equipo: no les da igual (por unanimidad piden el pinganillo, señal de dos cosas, que les gusta mandar y que prefieren el triunfo del equipo al del individuo).

c) el Tour: prefiere prohibirlo, a ver si a) y b) se deciden a dar espectáculo.

La verdad es que ha sido bonito recuperar la imágen de los motoristas con la pizarra indicando las distancias. Dicho lo cual, recomiendo la visión de la emisión de hoy de SLQH y su explicación del uso del pinganillo y del abandono del guión. Otra, Chozas: “es como una telenovela, no todos los días sale el capítulo igual de bien... pero lo bueno es que este año los capítulos basura no están al final.”

Hala, hacía treinta kilómmetros que iban apretando rueda a rueda. La cuarta de Cavendish, le deben quedar pocas más en esta ronda. Si hoy es quince, el dieciséis Tonnere-Vitel. Mañana, más. Desde la playa.

atumbabierta
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Comemos tarde, entre el segundo plato y el postre un corredor se cae, la cura se hace en ruta. Mi sobrina se sorprende.
Preparo té rojo, se han escapado dos corredores, sobrevuela un hidroavión. Mi sobrina aburrida propone hacer un collage.
La televisión de fondo como las olas del mar que ciñen estos días de descanso.
Recortamos imágenes de revistas antiguas: cabezas, brazos, un sillón. Quedan pocos kilómetros y el pelotón captura a los escapados. Mi sobrina encaja con maestría y humor los pedacitos de papel.
Vuelve a ganar Cavendish, pienso en este blog, tan parecido a nuestro trabajo manual. Mi sobrina pide concentración.
Suspiro un haiku, pero me lo callo.
Cronoescalada
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He ganado 100 € gracias al tontaina de Sergei. Ha insistido tanto en que hoy no ganaba Cavendish porque la meta estaba en cuesta, que yo ya no sabía si ir a por el serrucho para que se callara de una puta vez, o apostar la pasta y que me dejara en paz. 100 € regalados, y sé que es una cantidad simbólica, pero ya encontraré alguien a quien pagarle por algo. Cavendish es como un plato hondo, empiezas a comer con ansia creyendo que vas a poder con él, y antes de que te des cuenta te deja harto y tienes que abandonar. Cuando se lleva ley en las cartas, hay que apostar hasta matar o morir. E igual ocurre en la vida, en el trabajo, en el amor..., por eso puedo asegurar que a lo largo de mi trayectoria profesional el as escondido siempre ha matado. El inglés Cavendish es el rey en las llegadas al sprint, la carta que machaca a las demás, de ahí que su equipo, el Columbia, eche órdagos continuamente. Y cara de duples se le habrá quedado a Carlos de Andrés al ser corregido por Pedro Delgado (en directo) a propósito de una interesante traducción: "pan seco" ha dicho el primero, "pan duro" ha apostillado el segundo. Y también se ha lucido con un chateau donde había "un campo arqueológico", no, mire usted, señor de Andrés, cuando van a desenterrar vestigios de mis trabajitos, se realiza una "excavación arqueológica", que yo sepa. Las apuestas y las discusiones semánticas me hacen sospechar que este Tour se acaba para mí..., que está perdiendo esa magia, tan adictiva y tan hermosa, y "eso nunca se puede dejar en el Tour de Francia", según C. de A. Este coche escoba tiene muchos desperdicios que recoger y no es precisamente "pan duro".
Zalachenko
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martes, 14 de julio de 2009

10ª Etapa: Limoges-Issoudun 194.5 km

En estos tiempos de crisis dos sistemas se confrontan. El Antiguo y el Nuevo Régimen. Para Lance Armstrong correr era, es, como trabajar en la General Motors: todos para el mismo objetivo, división estricta del trabajo: tú líder, tú a la montaña, tú sprintas, tú a por bidones. Taylorismo. Funcionaba. Funcionó. Murió de éxito. Estamos en tiempos de indecisión, no sabemos si el nuevo orden mundial va a surgir por algún sitio, pero nos tememos que, conforme pasa el tiempo, amaine el coraje para cambiar. Bueno. Le toca al relativamente nuevo, en realidad Contador no es la revolución sino un socialdemócrata europeo pasado por Obama, le paga el mismo equipo que a Armstrong, ser el Caníbal, no resignarse a ser sprinter, escalador o ganador. Para ser líder le toca a él trabajar en red con el resto del pelotón. Le toca a él llevar a los aficionados en vilo hasta los Campos Elíseos. Le toca a él despertarnos la ilusión. Otros ya lo han hecho en este Tour. La finalidad no es la puramente especulativa, ganar, sino la del negocio en sí: emocionar.

Todo esto no es sino literatura. A las órdenes de Bruyneel el equipo tiene el mando virtual. Que no se confíe que no tiene el mando verdadero todavía.

La etapa, sin pinganillos, Limoges-Issoudun, cortita y rompepiernas. Llegada en descenso. Esta visto que la planificación de este Tour está hecha con criterios televisivos. Hay que mantener el suspense hasta la última semana.

Está visto que las escapadas son de cuatro en cuatro, este año. Vaugrenard, Doumolin, Ignatiev y Hupond. Pero Columbia, AG2R y Astaná no les dejan coger mucha distancia. Dicen los biólogos que los gatos manosean a los ratones antes de engullírselos, no por juego, sino para ablandarlos y estresarlos, de este modo su carne es más sabrosa. Hoy la tercera de Cavendish

Mañana, Vatan- Saint-Fargeau. Esta tarde se han lidiado los bichos de Núñez del Cuvillo. Pobre de mí, ha sido la última corrida.
atumbabierta
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Sin pinganillos
qué fue de la batalla?
Tour mutilado.
Cronoescalada
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Tercer día consecutivo de descanso en el Tour. Así se le quitan a uno las ganas de escribir, por lo que hoy seré más breve de lo habitual. Ya expliqué en un comentario anterior que los pinganillos fueron importantes en mi trabajo, pero desde luego no imprescindibles. Y he de reconocer que su ausencia disparaba mis niveles de adrenalina. No creo que esta sensación sea exclusiva de los espías; me apuesto lo que quieran a que los ciclistas también la desean. Pero lamentablemente el fuelle de los organizadores está desaparecido y se imponen los criterios de los directores (directivos?) de equipo. Qué bonico está eso de reunirse en secreto y decidir no seguir las reglas del juego. Hubo una época en que mi superior me habría encomendado la justa y amena tarea de aniquilar a todos esos directores disidentes. Adivinen ustedes por quién me hubiese gustado empezar... Al menos, estos días en la costa española me sirven de consuelo. Mis viejos camaradas se ríen de mí, dicen que estoy tan loco como siempre. Nos pegamos todo el día en la playa, en la piscina, en las marisquerías, y por la noche "la rubia" (una espía moscovita cuyas fotografías han cambiado la historia del mundo) nos prepara unos fantásticos margaritas.
Zalachenko
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domingo, 12 de julio de 2009

9ª etapa: Saint Gaudens-Tarbes 160.5 km

Hoy el Col d'Áspin y el Tourmalet y una llegada interminable cuesta abajo. A ver qué nos depara la Historia. En 1910 se subió por primera vez el coloso de los Pirineos: camino de cabras, burras de hierro y un piñón por equipaje.

Punto kilométrico ciento once, 4'23” llevan Duque, Pellizoti, Voigt y Fedrigo. Armstrong no ha dejado escapar a nadie más. Un hecho curioso es que el líder, Nocentini, no se separa del americano. Un rato después Pellizoti corona el Col D'Aspins y Fernando Alonso remonta una posición tras una mala salida. A Verdasco le han roto el servicio. Un par de horas más tarde, Alonso ha terminado séptimo, Verdasco ha caído y del resto de la etapa no hay mucho más que reseñar fuera del guión: Fedrigo y Pellizoti se han disputado la llegada y ha ganado el primero. De Contador nunca más se supo. Habrá que esperar a los Campos Elíseos para dilucidar de una vez quién es el gregario y quién el jefe de filas. Hasta la fecha, el americano lo está haciendo todo.

(Antonio Alix y Eduardo Chozas entrevistan en directo a Horrillo: “Una vez que me trasladaron a Pamplona, en la habitación del hospital teníamos wifi. Me conecté y puse en Google mi nombre y Giro de Italia 2009. La verdad es que me impresioné.”)

Finalmente ha sido una etapa previsible, ciclismo de pizarra. El equipo del líder virtual colabora con el equipo de los líderes aspirantes. Lo malo es que no hay delfines a la vista pretendiendo el trono y el resto no sabe cómo endosarle el maillot amarillo a alguno del Astaná. Veremos. Ahora vuelo hasta Limoges y mañana descanso (aquí no). A ver cómo culmina Ferrero después del fiasco de Verdasco (perdón).

Los bichos de mañana, de Fuente Ymbro. La corrida, por la tarde.
atumbabierta
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Mítica etapa:
subida al Tourmalet:
aburrimiento.
(Lourdes hoy no repartía milagros).
Cronoescalada
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Calar la bayoneta (de los ciclistas hablaré después), constituyó un gesto habitual durante la Gran Guerra. A estas alturas ya no les extrañará mi pasión por el tema ni por coleccionar efectos militares de aquella contienda. ¿Qué cojones hacía si no una bayoneta en el Palacio de las Corrientes de Aire? Evidente…, allí escondía mis tesoros. Resulta paradójico que un gigantón que troceaba putas y chivatos con una motosierra HUSQVARNA 365 acabara destripado por la simple hoja del MAUSER 98, ¿no? Pero es que el destino es así de juguetón. Miren por ejemplo dónde ha acabado la etapa menos combatida del Tour 2009: en Tarbes. Pues aquí nació ni más ni menos que Ferdinand Foch, Mariscal de Campo y Comandante en jefe de los ejércitos Aliados durante la Primera Guerra Mundial. Su importancia como militar fue tal, que hasta los alemanes lo veneraron. Se convirtió en el principal culpable del famoso contraataque del Marne que decidió la guerra en 1918. Quince años antes había publicado un libro titulado Des Principes de la Guerre, donde se puede leer que la inacción es una falta infamante. Cuando parecía que el ejército alemán cenaría en París, Ferdinand Foch manda el siguiente mensaje a un colega: “Me acosan duramente por la derecha. Mi centro sucumbe. Imposible maniobrar. Situación excelente, ¡ataco!”; y allá que fueron todos a manchar sus bayonetas…, en cuanto a nuestros ciclistas, hoy los favoritos no se han cansado. Qué pena que no me pueda reír.
Zalachenko
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