sábado, 4 de julio de 2009

El Tour ya está aquí!!

Tarde de pasiones compartidas, habrá que tener un ojo puesto en las Williams, disputándose un año más el Wimbledom femenino, y el otro en Mónaco: empieza el Tour, otro verano de siestas interrumpidas por las heroicas gestas de los esforzados de la ruta. Bueno.

Echando un primer vistazo a la ruta de este año, siete etapas de montaña, un tercio del total... pero no sé, me da la impresión de que el 96 Tour de Francia, aparte de la no inclusión de Valverde, ha bajado las exigencias, sino a los escaladores, sí al pelotón. Me explico, sólo hay dos llegadas en alto. La primera en Arcalis, en la primera semana y la primera etapa pirenaica.

Sin embargo, la ronda gala siempre se guarda un as y este año tenemos innovación y de las que hacen época. La otra llegada en alto es la del Mont Ventoux. El dramático Monte Pelado se asciende en la vigésima etapa, un día antes de que la serpiente multicolor arribe a los Campos Elíseos. A ver cómo está la general para entonces.

En cuanto al resultado final, Contador, Sastre, Armstrong son los que en principio suenan para vestirse el maillot amarillo en París, pero no descartemos al ruso Menchov ni a Cadel Evans... ni a los tapados que suelen surgir en cada edición de la gira francesa.

Se prometen emociones.
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Dejé de ver el Tour el año en que Yndurain se bajó definitivamente de la bicicleta.
Dejé de escuchar el Tour el año en que Perico empezó a retransmitirlo.
Volveré a recorrer el Tour en 2009 porque la pasión de otros ha creado en mí la necesidad de conocer y narrar cómo mudará la piel esta serpiente multicolor que durante 21 días se cernirá sobre Europa.
Sé que mi estancia en este blog amarillo será una verdadera prueba contra-reloj en tramos ascendentes y es por esa razón por la que intentaré no rendirme a la tentación fatal del coche escoba.
Cronoescalada
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Mi amor por las bicis es extraño. No sólo me atrae la sensación de velocidad o el músculo roto en el Mont Ventoux, me atrapa más esa épica inútil tipo Prometeo que a veces lleva a los ciclistas a rebelarse, a entregarse por los demás y a ser castigados entonces con una buena ración de piedra pesada que arrastrar durante lo que aguanten de carrera. Sí, el ciclista es como el titán atado a la cadena de su bici, cada etapa es el águila que les devora el hígado, y el sacrificio es la magia que lo regenera a pesar del dolor. Mi amor por las bicis es extraño porque tiene este componente sadomasoquista tan adictivo y tan hermoso. Ojalá este Tour 2009 que hoy comienza resulte así: “tan adictivo y tan hermoso”. Además de apostar con mis amigos por los ganadores de las diferentes clasificaciones y por el farolillo rojo, yo siempre tengo la manía de hacerme fan de un dorsal al azar. Y cuando en el bar todos gritan animando a los favoritos, ahí estoy yo chillando el nombre de quien lleva los bidones. Este año me he dejado llevar por la superstición y he elegido “la mudanza”, el número 69, y mi sorpresa al consultar la lista oficial de participantes en la web del Tour es que corresponde al apellido VERDUGO. No hay duda: él será mi titán.
Zalachenko
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3 comentarios:

  1. Me encanta esta propuesta. Me declaro un gregario más. Tendréis mi visita aeróbica diaria. Suerte!

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  2. la serpiente multicolor me deglute y yo me dejo. Que vuelvan al Mont Ventoux es una terrible coincidencia, ¿tendrán que escapar del fantasma de Tom Simpson?

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  3. Estimado Juan Manuel Gil, tenía entendido que eras un espíritu libre. Gracias por tu visita.

    Estimado Raúl Quinto, sé que tu comentario sobre Tom Simpson busca la afinidad lírica al unir su tragedia a la de Pantani. No en vano está Juan Manuel Gil sobre tu comentario. Esperamos más comentarios con este calado, gracias. Por cierto, lo que acabó con el inglés no fue el monte ventoso, sino las anfetas.

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